lunes, 12 de noviembre de 2012

Vomito una serpiente (mediados noviembre 2012)

Mi madre me advierte de que me he tragado una serpiente. Sobresaltado, me palpo el vientre y noto, en efecto, una desagradable situación de hinchazón. Me provoco arcadas para vomitar. Noto con gran realismo la sensación fisiológica, el esfuerzo por expulsar al ser extraño. Veo cómo va saliendo la serpiente, asomando ya su pequeña cabeza entre mis fauces. Finalmente sale afuera y huye agitando su cola. La observo. Es una serpiente pequeña, amarilla y azulada. Se asemeja a un renacuajo grande y no parece muy siniestra. Aliviado, dejo a la serpiente vagando por la casa de mis padres. Al día siguiente me pregunto si aún seguirá allí, pero no la encuentro.

No hay comentarios: