Estoy en un hospital. A través de la ventana, veo una misteriosa muñeca-niña, muy pequeña, colgada de una fachada exterior y gimoteando. Me produce sobresalto y compasión, pero todos me dicen que debe ser así. Vuelvo a mirar y de repente ya no está. Bajo las escaleras del hospital a toda prisa para rescatarla, por instinto de protección y también por una insaciable curiosidad. No la encuentro. Ando por descampados, temo que aparezca hostilmente y me ataque, despechada por no haberla salvado antes. Intento montar sobre unos animales que parecen llamas jóvenes, pero no aguantan mi peso y se desfondan.
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