martes, 13 de octubre de 2015

Pellejo ensangrentado de perro flotando (principios octubre 2015)

Por algún motivo, soy responsable o estoy obligado a tender al sol y manipular un pellejo de perro muerto, estirado y dilatado como una alfombra. Cada día tengo que extraer y manejar un pellejo nuevo, como si trabajase en un matadero. Estoy en casa de mis padres, asomado al gran ventanal de la galería del comedor, cuando me doy cuenta que el pellejo que está bajo mi responsabilidad ha quedado flotando y ensangrentado, a la deriva, debido a una rara inundación sobre las terrazas del vecindario, convertidas en algo parecido a un canal de riego. Me alarma ser acusado de contaminar las aguas con mi sucia y sórdida actividad, mantenida hasta entonces con cierto secretismo. Pienso a toda prisa como frenarlo o evitarlo.

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