Despierto en casa de mis padres. Ignoro como he llegado hasta allí. Mi padre me ve en la habitación y traza una expresión grave. Se ausenta un momento y aparece mi madre, reprochándome con dureza que haya dormido allí sin avisar previamente. Me siento culpable y muy desorientado.
lunes, 28 de febrero de 2011
Extraño en casa de mis padres (febrero 2011)
Despierto en casa de mis padres. Ignoro como he llegado hasta allí. Mi padre me ve en la habitación y traza una expresión grave. Se ausenta un momento y aparece mi madre, reprochándome con dureza que haya dormido allí sin avisar previamente. Me siento culpable y muy desorientado.
Andando de noche como un simio (enero o febrero 2011)
Es de noche. Oigo la voz del ex conseller de la Generalitat Joaquim Nadal hablando sobre medidas para garantizar la seguridad en las calles y la lucha contra el crimen. Mientras van resonando estas declaraciones en mi interior, empiezo a andar por la calle Jaume I de mi ciudad, Sant Boi, como si fuera un simio, con los puños en el suelo. Noto el suelo como algo cómodo y accesible, como si andara sobre parquet o sobre una colchoneta.
viernes, 4 de febrero de 2011
Salgo de una ciudad árabe con bellas ruinas (3-4 febrero 2011)
Voy saliendo de una gran ciudad árabe bulliciosa y cosmopolita. Mientras llego a las afueras veo en lontananza unas bellas ruinas griegas (parece que me encuentre en Túnez o en Sicilia). Voy buscando algún emplazamiento para conseguir una vista general de la ciudad, pero no lo encuentro. También busco un río, y tampoco aparece, de modo que intento crearlo con la mirada, como si estuviera dentro de un videojuego.
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Reanimo a mi abuela (1-2 marzo 2011)
Me entero de que mis abuelos se encuentran muy mal y subo corriendo para ir a verlos. Compruebo que mi abuelo está bien; sin embargo, mi abuela se encuentra como desmayada, con los ojos cerrados y musitando cosas sin sentido. Intento reanimarla, sacudiéndola con fuerza, pero no lo consigo. Parece que esté al mismo tiempo viva y muerta. Insisto para despertarla, pero mi madre, con aire severo y cabizbajo, me dice que no hay nada que hacer.
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